Ñeri (2018), Juan Solá Un bondi en la ruta yendo a Retiro, un pibe solitario ensombrecido, pero que en sus ojos brilla una lucecita, está ahí, la podés ver; nos podemos imaginar un temazo de Eddie Vedder sonando en los auriculares. Sensación a hogar, pero a hogar roto. A infancia partida. A sueños que luchan por estallar, por hacerse realidad. Todo esto y más nos produce Ñeri, de Juan Solá. La historia de Rafael es un poquito la de nuestras infancias, las de los ´90s, con la ilusión y la inocencia que tienen todxs lxs niñxs. Cuando muchas veces habitar la marginación implica silenciarse para sobrevivir, Ñeri grita y la escuchamos; y se nos pone la piel de gallina y avanzar en la lectura es retroceder a ese rincón oscuro que muchxs creímos enterrado. Una familia partida en nueve pedacitos que se desprenden, pero jamás se separan. Una niñez abandonada. Un patio donde se juega con juguetes que son para nenas y jamás para nenes. Una pieza que cada uno va a ir dejando a medida que la vida