Gongue: una historia del Delta Panorámico.
Si hablamos de Ciencia Ficción actual, de la reconfiguración de un espacio, de un lenguaje y de cierta distopía asociada a dichos elementos, hablamos de Gongue (2012). La novela de Marcelo Cohen nos presenta un espacio particular: el Delta Panorámico, donde los hechos suceden alrededor de un objeto: el gong, instrumento de percusión originario de China que en la novela adquiere un papel místico, pues su toque por parte del personaje Gabelio Támper, llama a la meditación sobre los diferentes sucesos del día y hace alusión al Custodio de las cosas, una especie de divinidad en la obra.
Támper es el custodio terrenal de lo que sucede en el Delta Panorámico, se encarga de tocar el gong para que se mantenga el equilibrio mientras observa que las cosas se mantengan en su lugar. Sobre una montaña de basura vigila las tierras de su jefe y las islas que se encuentran bajo el agua, pero a su vez, está llevando a cabo una tarea mística. En cierto momento, se pierde en las aguas oscuras del río y las cosas comienzan a movilizarse. La trama varía entre lo estático y el movimiento ¿qué pasa cuando no está el gong? ¿qué sucede cuando Támper se mueve de su puesto de vigilancia?.
El lenguaje es otro elemento sobre el que se sustenta el texto, el léxico con el que comunica Támper logra modificar la experiencia que tiene el lector con la lengua. Los signos cambian y los lectores debemos hacer un esfuerzo por evadir las estructuras gramaticales que tenemos en la mente, ya que intentaremos leer las palabras y representarlas a través del esquema mental prefijado por la gramática y la sintaxis. Este trabajo meticuloso con la lengua, la creación de un sistema lingüístico, genera en el lector el extrañamiento de dichas estructuras.
A partir de sus relatos en “Los acuáticos”, Cohen crea un mundo futurista, distópico, con personajes y elementos propios del desarrollo tecnológico. El panóptico de Bentham adquiere aquí y en otros relatos una gran relevancia; pero es en Gongue donde tenemos un personaje observando y cuidando lo que se encuentra frente a él, pero que no es suyo, con el gong como símbolo de control del orden social.
Gisele Torres
Profesora en Lengua y Literatura
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