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Reseña "La sociedad del naipe", Mario Dvorkin


Permítaseme comezar la reseña con una gran frase de Julio Cortázar en su prólogo a “Humanario”, libro de fotografías de Sara Facio y Alicia D'Amico tomadas en múltiples hospicios psiquiátricos: 


“Siempre he sentido que alejándose de esa zona contigua entre cierta locura y cierta cordura, los locos y los cuerdos se asemejan simétricamente en su proceso de ser cada vez más locos y cada vez más cuerdos. Finalmente, lo que pierde a ciertos locos es la forma insoportable que para la sociedad asume su conducta exterior [que] facilitan la colocación de la etiqueta y la separación profiláctica; es lógico, incluso beneficioso para el loco, es una sociedad que aplica las reglas de su juego con las que nadie está autorizado a jugar. Pero en el otro extremo de esa simetría, allí donde la razón va siendo cada vez más razonante y razonable (...) basta mirar de cerca para descubrir a cada paso la otra alienación, la que no sólo no transgrede las reglas del juego sino que incluso las estatuye y las aplica”.


Resulta complejo escribir una reseña sobre  “La sociedad del naipe” sin hacerme eco de las palabras de Cortázar que más allá de la estética y la poética nos sitúa específicamente donde nos instalará la novela de Mario Dvorkin: en el eje axial entre la locura y la cordura, entre la vigilia y la ensoñación. A medida que vamos avanzando, nos encontramos recorriendo pasillos que nos llevarán del Borda al Moyano y desde allí a la Ciudad de Buenos Aires. Hospicios psiquiáticos ofician, en este caso, de lugares donde la lógica y el razonamiento no tienen implicancia alguna por un lado, pero por otro sí; donde la “realidad” se fusiona con lo onírico generando en el lector ambivalencia.


Ramiro es un residente de psiquiatría que frente a la presión de su madre concluye en realizar su último año de prácticas en el Hospital Borda. Allí conocerá a diversos internos que ya sea por azar o por destino, lo acompañarán en una travesía maravillosa, a la vez que se debatirá entre la cordura y la locura, la medicación o la aceptación de los sucesos que irá viviendo junto a ellos: una sociedad secreta, una partida de truco sin terminar, Sherlok Holmes y Bruce Lee como compañeros; son algunos componentes de esta trama holística. 


Con una prosa inteligente y llena de humor, la novela integra todos los elementos del policial clásico como así también algunas preguntas existenciales del ser humano que llevarán a Ramiro a decidir sobre su vida amorosa y laboral; a su vez entenderá que son más las semejanzas que comparte con los internos del psiquiátrico que las diferencias que los puedan dividir.



Algunas perspectivas desde las que se puede abordar la novela de #mariodvorkin

✔️Análisis de los paratextos: desde la tapa, el título, los nombres de los capítulos y los arcanos. Cada capítulo presenta una carta de Tarot relacionada con los sucesos de los que tratarán los mismos.

✔️ Representaciones de la locura y la cordura, la ciencia y la holística, la literatura y lo onírico.

✔️La trama policial: los elementos propios del subgénero clásico presentes en la novela.



Por su trama policial, se podría abordar en 3er año de la SB. Si se pretende analizar más en profundidad en cuanto al contenido filosófico y literario que se encuentra en el texto, sería recomendable para 5to año.

Una hermosa cita de Julio Cortázar que se podría, junto a otras, relacionar con la novela:

Pr 

“Larga charla con Traveler sobre la locura. Hablando de los sueños nos dimos cuenta casi al mismo tiempo que ciertas estructuras soñadas serían formas corrientes de locura a poco que continuaran en la vigilia. Soñando nos es dado ejercitar nuestra aptitud para la locura. Sospechamos que toda locura es un sueño que se fija” (Rayuela, capítulo 80)






 
Gisele Torres

Prof. en Lengua y Literatura

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