Obsesión de vivir (1975). Es una compilación de poemas con formato de Diario íntimo de dos hermanos: Alcides y Aleana. Sbarra, maestro normal, escritor y guionista argentino inaugura con este libro el comienzo de su prosa más oscura, más triste y más profunda.
José Sbarra, nacido en Buenos Aires en 1950 y fallecido en 1996, es un escritor cuya literatura se sitúa en los márgenes de lo estéticamente correcto y lo moralmente incorrecto. En el comienzo de Obsesión de vivir nos presenta un epígrafe de Hegel, filósofo idealista alemán de fines del S. XVIII y principios del XIX que trata sobre la verdad, el error y la historia que, al fin de cuentas, será la que juzgue nuestros actos en la vida cuando ya no estemos en este mundo.
A partir de este epígrafe se desencadenan una serie de poemas expresados por Alcides y dedicados a su hermana.
Cuando ingresamos al mundo de Sbarra la literatura se transfigura en una serie de preguntas existenciales que nos dejan contemplando nuestro alrededor y la única certeza que tenemos como seres humanos: moriremos.
Sbarra constituye a la muerte como su tópico mayor y a partir del temor de no saber a dónde iremos cuando dejemos de respirar, desde la voz de Alcides, nos invita a preguntarnos “¿Habrá algún sitio para los solitarios, para los que no compusimos sinfonías, para los que no supimos hacer estallar en colores nuestra tristeza?”.
Sbarra llega al lector desde grandes preguntas suscitadas desde tiempos remotos, nos exige buscar una respuesta, movilizarnos, ser pensantes.
La fe surge como una idealización humana para autoconsolarnos y continuar nuestra peregrinación por la vida pese a una certeza tan lógica y real.
¿Cómo nos vamos construyendo como seres humanos? ¿En qué creemos? Si es que creemos en algo, alguien, más allá de lo tangible.
Alcides se cuestiona: “Pese a su amor y a su fe en Dios, el religioso encuentra su terrible noche oscura. ¿Cómo será entonces la negrura de la noche de los incrédulos?
Para Sbarra la verdad es la certeza de la muerte y a partir de ella construye estos poemas que nos llevarán por caminos complejos, nos harán revisar nuestras propias creencias, nos empujarán hacia un abismo donde la literatura y la vida se funden en un solo sentido.
La noche como aquella oscuridad que es un poco morir. La noche, con sus momentos solitarios, desconsuelo para quienes generamos pensamientos basados en lo imprevisto y en lo no sucedido, para quienes hurgamos en el pasado y removemos las astillitas de las dudas, y nos acecha el insomnio. La noche nos horroriza porque refleja el letargo de la agonía del morir, nos desenmascara y nos deja frente a frente con nuestro propio ser. Y eso, eso da miedo.
La muerte, la soledad, la noche, el fracaso, la agonía, la tristeza, el desamor, la marginalidad, los rumbos de una vida sin enmascarar nuestros sentimientos; sin arrojarlos a un pozo oscuro y evidenciar nuestras pesadumbres, nuestras congojas, nuestros anhelos y nuestras miserias. Mirarnos en verdad desde nuestra propia óptica y no morir en el intento. Todo este combo magnífico es Obsesión de vivir, todo esto y mucho más que como lectores podamos interpretar y reflexionar. ¿Una poesía existencialista? Una poesía que nos arrastra hacia el pozo del inconsciente, negro, como la noche y como la muerte. Certero. Real.
Les dejamos uno de los poemas que componen este libro y que, en clave de lectura, puede ser necesario para encontrar una significación en mayor profundidad. En este caso, es una plegaria esbozada por Aleana:
Padre nuestro te odio por la desgracia gratuitamente recibida.
Te odio porque son injustos los daños que me infieres
Te odio porque no me defendiste cuando me aplastaron la inocencia.
Te odio por no haberme enviado, como a las otras niñas,
un ángel hermoso y bueno para que reprochara dulcemente mis errores
y después con un beso me perdonase.
Te odio por haberme obligado a cargar
con una conciencia adulta durante mi tiempo
de figuritas y muñecas.
Te odio porque no me permitiste quererte.
Te odio por haber dejado que me marcara a fuego
la brutalidad en una edad en la cual sólo Tú podías protegerme.
Te odio y te lo digo ahora,
en este momento de perfecta lucidez,
para que, cuando el dolor agudo me clave las uñas
y yo implore tu misericordia,
no te engañes.
Aunque te ruegue y te llame a gritos en el dolor,
no te regocijes.
En el fondo tendré siempre la certeza
de estar habiéndole al viento.
Cuando acuda a Ti y prometa quererte o adorarte,
estaré mintiendo.
Sé que voy a acudir y que te voy a hacer promesas.
porque conozco mi exigua resistencia;
pero en mi interior conservaré la plena certeza
de que eres una yerma montaña sin eco.
Te odio porque he padecido tanto
que ya no puedo temer la crueldad del infierno
ni puedo esperar nada del cielo estéril.
Te odio y te lo digo ahora,
porque ya no puedes hacerme más daño.
El horror conocido superó al posible horror de lo que todavía
ignoro.
Te odio porque has abandonado
tus antiguas tareas para dedicarte enteramente
a la más espantosa: la de verdugo.
Te odio porque te reconozco en cada muerte inútil
y en la injustificabilidad de la muerte en sí.
Te odio porque te guardaste el amor y en mí sólo
descargas tu ira.
Te odio tanto que cuando tengo accesos de fe no clausuro
mi ateísmo para no darte el gusto.
Plegaria de Aleana, José Sbarra.
¿Desde qué perspectiva podemos analizar la poesía de José Sbarra?
Género Literario: tanto para la parte narrativa, como para la parte lírica, el género es una buena problemática para abordar.
Otras disciplinas, en este caso, Filosofía: La lírica de Sbarra se podría poner en diálogo con la corriente filosófica existencialista ya que, como se comentó en la reseña, Sbarra presenta los tópicos propios de este movimiento a partir del epígrafe de Hegel.
Todos sus poemas nos muestran precisamente las problemáticas de la existencia humana y están atravesadas por la subjetividad de Alcides, el yo lírico que prevalece en el libro.
Recursos retóricos: Los recursos que utiliza en los poemas son morfosintácticos y semánticos.
Generalmente están estructurados a partir de preguntas retóricas, otros, en aserciones verosímiles a partir de puntos suspensivos al comienzo de los versos, algunas estrofas están en diálogo (podríamos hablar de una dialéctica dentro de la propia poesía, donde el yo lírico realiza una pregunta retórica y se responde a sí mismo).
¿En qué cursos podemos abordar los poemas de Sbarra?
Recomendamos la lectura guiada por el docente en 6to año de Secundaria Superior. Consideramos que Sbarra pertenecería a la cosmovisión “experimentación y ruptura”, por lo tanto, para una lectura que implique la expansión de nuestra enciclopedia como lectores y la relación con una corriente filosófica tan importante proponemos este año en particular.
Por: Gisele Torres
Profesora en Prácticas del lenguaje y Literatura
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